25-Sept| El cardenal Osoro presidirá la eucaristía «Morir de Esperanza» en la Catedral de la Almudena
Coincidiendo con la 108ª Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, el próximo Domingo 25 de septiembre a las 19hrs en la Catedral de Nuestra Señora de la Almudena, el cardenal arzobispo de Madrid Carlos Osoro presidirá la liturgia «Morir de Esperanza», en recuerdo de las miles de personas que cada año fallecen con la esperanza de una vida mejor en Europa.
Memoria, oración, reflexión y compromiso ante un drama que no deja de crecer en medio de una mentalidad de «muros» que condena a miles de personas a emprender peligrosas travesías a través de tantas fronteras terrestres, marítimas y humanas.
No son una estadística. Tienen un nombre, una historia, una familia y merecen un futuro. Por eso les recordamos con sus nombres y sus historias para reavivar el compromiso de construir ese futuro junto a ellos, tal y como nos invita el Papa Francisco en su mensaje para la 108ª Jornada del Migrante y Refugiado.
Junto a la Comunidad de Sant’Egidio que lleva más de dos décadas realizando este recuerdo, la Archidiócesis de Madrid convoca a esta celebración a través de la Delegación Diocesana de Migraciones y la Mesa de la Hospitalidad. Asimismo, la Asociación Karibú se unirá a este recuerdo con su coro de cantos africanos, al ser precisamente África el continente desde donde proceden gran mayoría de las personas que intentan encontrar futuro fuera de sus países.
En su mensaje para este día, el Papa Francisco nos propone «Construir el futuro con los migrantes y refugiados» y recuerda que «nadie debe ser excluido», porque el proyecto de Dios es esencialmente inclusivo y sitúa en el centro a los habitantes de las periferias existenciales, entre los que se encuentran muchos migrantes, refugiados, desplazados y víctimas de la trata.
«Construir el futuro con los migrantes y refugiados» significa también reconocer y valorar lo que cada uno de ellos puede aportar como una fuente de enriquecimiento de nuestras sociedades, recuerda el Papa aludiendo a la visión profética de Isaias en la que los extranjeros no son invasores ni destructores, sino trabajadores bien dispuestos que reconstruyen las murallas de la Nueva Jerusalén, la Jerusalén abierta a todos los pueblos».
