Ciudades por la Vida 2022 revive la esperanza de un mundo sin pena de muerte
Para un condenado a muerte, la oración, la amistad y las cartas que recibe son luces de esperanza que iluminan la oscuridad de la vida en una celda diminuta. Fue pecisamente de esperanza y de amistad de lo que habló Delia Pérez Mayer, cuyo hermano Louis lleva 24 años en el Corredor de la Muerte en el Estado de Texas, Estados Unidos.
Después de más de dos décadas intentando demostrar su inocencia con el apoyo de varias organizaciones de la sociedad civil y diferentes abogados, Delia mantiene viva la esperanza de liberar a su hermano, especialmente en momentos en que su salud ha empeorado notablemente.
Espero que el próximo año pueda venir él mismo aquí a Madrid a dar su testimonio, porque hemos logrado demostrar su inocencia
Louis Pérez Mayer tenía 36 años cuando fue acusado de asesinato. Hoy tiene 60 años y ha pasado casi media vida entre rejas, en unas condiciones muy duras, separado de sus hijos y de sus nietos, a quienes no ha podido ver crecer. Aun así, no ha dejado de luchar por demostrar su inocencia después de pasar por abogados que pedían grandes sumas de dinero para su defensa.
El conmovedor testimonio de Delia Pérez Mayer demuestra como este castigo tan inhumano y extremo al punto de legitimar la muerte a manos del propio Estado golpea con especial dureza a quienes no cuentan con los recursos económicos para su defensa y/o pertenecen a minorías como afroamericanos o latinos, en el caso de Estados Unidos.
Delia también ha explicado lo mucho que significa para su hermano la amistad de la Comunidad de Sant’Egidio, las oraciones de personas de buena voluntad, así como el trabajo de los abogados del Inocence Project (Proyecto Inocencia) que han tomado el caso y están reuniendo nuevas evidencias para conseguir su liberación.
Cada pensamiento, cada oración, cada carta a un condenado a muerte es una luz de esperanza para quienes están en el Corredor de la Muerte
En el marco de la Jornada Internacional Ciudades Por la Vida Contra la Pena de Muerte, a celebrarse este 30 de noviembre en más de mil ciudades de todo el mundo, Delia Pérez Mayer ha compartido su testimonio en la Universidad Complutense de Madrid, con alumnas y alumnos de bachillerato de dos colegios La Salle de la capital y en la Iglesia Nuestra Señora de las Maravillas, donde también se realizó una Oración por la Paz y por el fin de la pena de muerte en todo el mundo, con la participación del movimiento Jóvenes por la Paz de la Comunidad de Sant’Egidio.
Después de varias décadas de lucha, el movimiento internacional Ciudades por la Vida, liderado por la Comunidad de Sant’Egidio en alianza con organizaciones de la sociedad civil como Amnistía Internacional está logrando la abolición de la pena de muerte, que además de representar una violación a los derechos humanos que rebaja a la sociedad al nivel de quien asesina, a menudo, se convierte también en instrumento de represeión de minorías políticas, étnicas o religiosas, aplicándose mayoritaria y discriminatoriamente a los más pobres y frágiles, explica Carlos Busto, responsable de la campaña Ciudades por la Vida de la Comunidad de Sant’Egidio en Madrid.
«Conocer de primera mano una historia personal de sufrimiento como la de Louis y su familia nos ayuda a comprender la injusticia con el corazón, nos da una sabiduría más allá de los datos y de los estudios, aunque ellos también sean importantes. Nos proporciona una sabiduría humana que nos recuerda que toda vida es valiosa, también la de quien está condenado a muerte».
¿Cuál es la situación de la pena de muerte a nivel mundial?
En 2021, se registraron al menos 579 ejecuciones repartidas en 18 países, lo que supuso un incremento del 20% con respecto al año 2020. Aún así se trata de la segunda cifra más baja de ejecuciones registrada hasta el momento (según datos de Amnistía Internacional).
La mayoría de las ejecuciones de las que se tuvo noticia se produjeron en China, Irán, Egipto, Arabia Saudí y Siria, por ese orden. China sigue siendo el mayor ejecutor mundial, aunque se desconoce la verdadera magnitud del empleo de la pena de muerte en ese país, al estar clasificados los datos relacionados con ella como secreto de Estado. Las cifras de Corea del Norte y Vietnam tampoco se incluyeron en el total global de ejecuciones debido al secretismo y la falta de acceso a información independiente. Por lo que se desconoce la cifra real de las ejecuciones.
Gracias al trabajo en red de todas las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales se han dado pasos importantes hacia la abolición, como por ejemplo en Sierra Leona, Kazajistán, Papúa Nueva Guinea, Malasia, la República Centroafricana y Ghana.
También Estados Unidos efectúa progresos, después de que Virgina se convirtiese en el vigésimo tercer estado abolicionista y el primero del sur en abolir la pena de muerte, mientras que, por tercer año consecutivo, Ohio reprogramó o suspendió todas las ejecuciones previstas.
A finales de 2021 más de dos tercios de los países del mundo han abolido la pena de muerte en su legislación o en la práctica. En 144 países se ha abolido en la ley o en la práctica (de ellos en 108 se ha abolido por ley para todos los delitos). En 55 países aún se conservaba la pena de muerte.
En diciembre de 2020 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una nueva Resolución para una Moratoria Universal de la Pena capital con 126 países a favor, reforzando así el movimiento abolicionista.