¿Cómo quedarse en casa cuando se es anciano? Sant’Egidio propone replantear el modelo asistencial en la vejez
La frase «como en casa en ningún sitio» cobra un sentido especial cuando se llega a cierta edad. Para los ancianos, su casa es el lugar donde se sienten seguros y protegidos. Y no les falta razón a la vista de los dramáticos datos de muertes en residencias de mayores por causa de la pandemia. Según datos del Ministerio de Sanidad, en España, la cifra alcanza los 29,408 ancianos fallecidos en residencias a causa de la pandemia, en un momento en que los servicios de salud y de protección social se vieron completamente superados.
Más que un simple número, estas cerca de 30 mil personas fallecidas eran madres, padres, abuelos, tíos, amigos de alguien, tenían nombres e historias, que poco a poco se van conociendo, no solo en España, sino en todos los países europeos.
¿Cuál habría sido su destino de haberse quedado en casa? No lo sabemos, pero sí sabemos que muchos ancianos que hoy están en asilos desearían estar en su casa. Pensando en ellos, la Comunidad de Sant’Egidio en Barcelona publicó la guía «Cómo quedarse en casa cuando se es anciano», con alternativas concretas que favorecen un un modelo e asistencia a domicilio para que no se vean obligados a renunciar a sus recuerdos, a su ambiente y a las personas que conocen y les dan seguridad.
La pandemia «podría ser una oportunidad para replantear el modelo de asistencia a los ancianos y proyectar uno nuevo que priorice la asistencia a domicilio. De ese modo se daría respuesta a la voluntad de la mayoría de ancianos: quedarse en su casa».
Jaume Castro, responsable de la Comunidad de Sant’Egidio en Barcelona
Un modelo más personalizado como los pisos tutelados, viviendas compartidas, alianzas público-privadas, casas familia o centros de día son alternativas que ya existen, pero que poodrían seguirse multiplicando y uniersalizando para evitar la «institucionalización».
Según Jaume Castro, responsable de la Comunidad de Sant’Egidio en Barcelona «no es un problema de falta recursos, sino de un cambio de de mentalidad». “De la misma manera que en el siglo XX vimos que los niños no debían ir a orfanatos, ahora tenemos que crear un mosaico de soluciones para poder mantener a un anciano en casa”, concluyó.
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