¡Cristo ha resucitado! La luz vence a las tinieblas, el mal no tiene la última palabra
¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado! Con estas palabras, el pueblo de Sant’Egidio en Madrid, congregado en la Iglesia Nuestra Señora de las Maravillas, celebró la Pascua 2024 con la convicción firme de que la oscuridad de la guerra, el sufrimiento y la división no pueden tener la última palabra. La Resurrección de Jesús significa luz para tantos lugares donde hoy solo hay oscuridad.
La luz de Cristo se abrió paso cuando las velas de cada uno de los fieles iban iluminando una a una las tinieblas a partir de la luz del Cirio Pascual, simbolizando que cada uno de nosotros estamos llamados a ser partícipes de la Resurrección llevando la luz de Cristo allí donde hay oscuridad y sufrimiento.
Por eso, la Pascua no solo acontece en la liturgia de Resurrección dentro de las Iglesias, sino que debe salir al mundo, vivirse de forma concreta en los lugares de dolor, en las calles de las ciudades donde hay quienes duermen al raso, quienes viven en los márgenes, quienes están solos o enfermos y quienes ansían ver esa luz de la Resurrección en sus propias vidas.
Este año la colecta de Pascua se destinará a apoyar a las familias palestinas evacuadas de la franja de Gaza y que están siendo acogidas por la Comunidad como parte del corredor humanitario puesto en marcha por el Gobierno de Italia. Estos refugiados palestinos se suman a otros refugiados que también han llegado a Italia a través del Corredor Humanitario del Líbano, gestionado directamente por la Comunidad de Sant’Egidio. Es la respuesta concreta de la Comunidad al terrible sufrimiento al que está sometida la población civil en esta parte del mundo. No desistimos en seguir rezando por la Paz en Tierra Santa, con mayor insistencia en esta Pascua 2024.
La Liturgia de Resurrección estuvo presidida por el vicario episcopal Javier Cuevas, quien en su homilía destacó que «la resurrección rompe las cadenas del olvido, la soledad y el abandono, porque Jesús es esa luz que nos sana y nos libera».
Que seamos también nosotros luces de bien y de justicia que iluminen la vida de los que sufren. Que seamos verdaderos hermanos y hermanas que trabajan para dar luz a este mundo que tanto necesita humanizarse.
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