El País 20/9/2011: Clamor mundial contra la ejecución de Troy Davis
Troy Davis, de 42 años, se enfrenta este lunes a la última oportunidad que le concede la justicia norteamericana. Han sido 20 años de apelaciones en el caso del homicidio, en 1989, del agente de policía Mark McPhail, por el que se condenó a Davis a muerte en 1991. Desde entonces, las pruebas y testimonios que empleó la fiscalía se han desmoronado. Pero todos los recursos judiciales, hasta en las más altas instancias judiciales de Estados Unidos, han acabado en derrotas para Davis y su familia. Debería de morir, por inyección letal, el miércoles por la tarde.
Un paseo interrumpido hacia el patíbulo
Hoy su equipo legal ha presentado su último recurso posible ante un comité de indultos del Estado de Georgia, que debe decidir si le conmuta la sentencia. «Creemos que hemos demostrado que existen dudas sustanciales en este caso», dijo uno de los abogados de Davis, Stephen Marsh, en la audiencia de este lunes. Apelación tras apelación, los abogados de Davis han ido presentando testimonios de siete testigos que, en el juicio inicial, inculparon a Davis, pero que luego han cambiado sustancialmente su versión de los hechos.
Existen en este momento sospechas razonables de que uno de esos testigos, Sylvester Coles, fue el homicida, según él mismo habría admitido ante una vecina de Savannah, Quiana Glover. Ésta reveló en una declaración jurada que Coles así lo admitió en 2009, en una fiesta en la que había consumido abundantes cantidades de alcohol. Coles, precisamente, fue el primero en delatar a Davis ante la policía, y sobre su testimonio se construyó, en gran parte, el caso.
Sin móvil concreto
En 1989, la policía detuvo a Davis después de encontrar al agente McPhail, padre de dos niños, muerto por tres disparos en el aparcamiento de un restaurante Burger King. Había acudido allí, mientras estaba fuera de servicio, a ayudar a un mendigo que había sido atacado. En el juicio inicial, el jurado no dudó en declarar culpable a Davis, a pesar de que no se le atribuyera un móvil concreto o se encontrara un arma identificable.
La corte de apelaciones que ha analizado el caso este lunes, que consta de cinco miembros, no anularía el veredicto de 1991, sino que podría conmutarle a Davis la sentencia por una cadena perpetua. En 2008 ese mismo tribunal ya rechazó la petición de los abogados de la defensa de Davis, pero desde entonces ha habido nuevas revelaciones en el caso. Además, tres de los miembros de ese tribunal han sido reemplazados.
Si la corte falla de nuevo en contra del perdón, Davis morirá en una prisión en Jackson, en el estado de Georgia, el miércoles a las siete de la tarde (una de la madrugada en la España peninsular). Sería el cuarto intento de aplicarle la pena máxima. Y el último y definitivo, ya que ha agotado todas las apelaciones posibles.
Manifestación a favor de Davis
La familia del agente fallecido en 1989 ha mantenido en la audiencia de este lunes la culpabilidad de Davis. Exige que se le aplique la condena dictada inicialmente. La madre del agente, Anneliese McPahil, dijo el sábado en una comparecencia ante las cámaras de televisión que la muerte de Davis le dará «algo de paz».
Numerosas organizaciones humanitarias e instituciones internacionales, como Amnistía Internacional o la Unión Europea, han pedido que no se le ajusticie. En su favor han llegado a interceder el expresidente Jimmy Carter y el propio papa Benedicto XVI. A las puertas del juzgado en que se ha celebrado la audiencia, decenas de manifestantes han mostrado pancartas en las que se leía: «Yo también soy Troy Davis».