En Mecuburi (Mozambique) crece en la conciencia cívica el valor de registrar a los niños con el programa de la Comunidad de Sant’Egidio

En Mozambique febrero es todavía época de lluvias. En las zonas rurales del país las calles no asfaltadas quedan muy deterioradas, moverse se hace muy complicado y el tiempo para desplazarse aumenta mucho.También en el distrito de Mecuburi donde continúa la campaña gratuita de la Comunidad de Sant’Egidio Bravo! (Birth Registration for All Versus Oblivion)para registrar los nacimientos se siente ese problema. Los medios de transporte para la población, los chiapa (minibuses), pasan con mucha menor frecuencia y a veces los habitantes esperan una mañana entera, si es que no está lleno, para poder ir a la ciudad de Nampula. Febrero es también un tiempo de duro trabajo en los campos y todos, adultos y más jóvenes, van a los campos para cultivar lo que hará que la familia pueda sobrevivir en la estación seca.Pero cuando se difunde la noticia de que en la aldeia de Impauane han llegado los trabajadores del registro civil y ha empezado la inscripción gratuita de la campaña Bravo!, muchos acuden al patio de la escuela, a pesar de las dificultades del trayecto. Las madres van primero a trabajar a los campos y luego van a registrar a sus hijos; también ha aumentado mucho en los últimos años la presencia de los padres que se ocupan de inscribir a sus hijos. En Mozambique está creciendo la conciencia cívica sobre la importancia de la inscripción de los nacimientos, que ahora ya se percibe como una exigencia. En Impauane hay un alto índice de abandono escolar (algunas fuentes indican que supera el 50%). Son muchos los niños que nunca han ido a la escuela. Precisamente por eso una de las preguntas que los trabajadores del registro civil del programa Bravo! hacen a los padres es si el niño está matriculado al colegio. Si no lo está, acompañan a las madres a matricular a los niños. Telma, una niña de 10 años, después de que los padres la matricularan en el colegio, decidió quedarse en la clase aquella misma mañana, ¡no había tiempo que perder!

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