Fratelli Tutti: todos «en el mismo arca»
La publicación de la histórica encíclica del Papa Francisco «Hermanos Todos» / Fratelli Tutti plantea la pregunta ¿qué debemos hacer para cumplirla? ¿Cómo podemos hacer realidad el sueño de fraternidad y amistad social en un tiempo en que faltan las grandes visiones y los proyectos comunes? Compartimos la reflexión de la responsable de la Comunidad de Sant’Egidio en España, Tíscar Espigares en el pliego de la revista Vida Nueva denominado «Guía para Aprojimarse». Compartimos a continuación el texto íntegro de esta reflexión:
Ya desde las primeras páginas de su nueva encíclica Fratelli Tutti, el papa Francisco recuerda el encuentro
interreligioso de Abu Dabi de febrero de 2019 en el que firmó, junto al gran imán Ahmad Al-Tayyeb, el Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común. De alguna manera, ese texto está también en el origen de la nueva encíclica, que –como el papa Francisco indica– “recoge y desarrolla grandes temas planteados en aquel documento que firmamos juntos” (n. 5).
Fratelli tutti es el mensaje que necesita escuchar y vivir este mundo nuestro, tentado cada vez más por localismos y confinamientos ideológicos que empequeñecen cada vez más el horizonte. La encíclica dilata la mirada hacia el mundo a la luz de la fraternidad.
Fratelli tutti, sí, sin excepción. Fratelli tutti, incluso las personas de diferentes credos religiosos (n. 271). No en vano, en el encuentro de Abu Dabi el papa Francisco comparó la fraternidad humana con el arca en que Noé salvó las especies vivientes del diluvio universal: “Según el relato bíblico, para preservar a la humanidad de la destrucción, Dios pidió a Noé entrar en el arca con su familia. También nosotros hoy, en el nombre de Dios, para salvaguardar la paz, necesitamos entrar juntos, como una única familia, en un arca que pueda surcar los mares en tempestad del mundo: el arca de la fraternidad”.
Hoy la fraternidad humana es la tabla de salvación para que este mundo nuestro se libere del mal de la violencia, de la guerra, de la desigualdad creciente. Es un mensaje que viene de todos los mundos religiosos, de los creyentes de toda la tierra, que llaman a la unidad de la familia humana, a la existencia de un único Padre que hace de todos nosotros hermanos.
El papa Francisco ha querido donar al mundo la encíclica Fratelli tutti desde Asís. No es casualidad que haya elegido la ciudad donde, en octubre de 1986, empezó a soplar el “espíritu de Asís”, cuando por iniciativa de san Juan Pablo II nacía ese espíritu de diálogo y amistad entre los diferentes mundos religiosos en búsqueda de caminos de paz, y que desde entonces no ha parado de recorrer el mundo entero implicando cada vez a más hombres y mujeres de buena voluntad.
Como reza el llamamiento del último encuentro en el espíritu de Asís, firmado por líderes de todas las religiones mundiales en Madrid en septiembre de 2019: “Dios no quiere la separación entre hermanos. Dios no quiere las guerras. Quien usa el nombre de Dios para justificar la guerra, la violencia y el terrorismo profana el nombre de Dios. Quien cree en Dios descubre el mundo como casa común, habitada por la familia de los pueblos. Las religiones, al igual que las personas y los pueblos, se encuentran hoy ante dos caminos: trabajar para la unificación espiritual que le ha faltado a la globalización únicamente económica, o dejarse utilizar por quienes sacralizan las fronteras y los conflictos”.
Desde Asís, con esta nueva encíclica, el papa Francisco nos recuerda que san Francisco, el Poverello, que a todos los seres llamaba “hermanos”, sigue inspirando todavía hoy el futuro no solo de la Iglesia sino del mundo entero, indicando un horizonte de esperanza: que todos los hombres y mujeres sean realmente hermanos.