Graduación en la Escuela de Lengua y Cultura: Una fiesta de futuro y esperanza
Coincidiendo con el Día Mundial del Migrante y Refugiado, las alumnas y alumnos de la Escuela de Lengua y Cultura Española recibieron sus diplomas de graduación, un reconocimiento al trabajo, dedicación y compromiso de quienes luchan por construir un futuro en España.
Hacía tiempo que Malek, Sami, Wessam, Naima, Najat y Lena no se sentían tan felices. La vida del migrante no es nada fácil. Muchas puertas se cierran, mucha incertidumbre, muchos planes en el aire. Pero hoy nada de eso importa. “Hoy vamos a ser felices”, decía Najat, porque hoy se reconoce el esfuerzo de nueve meses de estudio y sacrificio para aprender la lengua y la cultura española, que es a su vez un camino de integración y de futuro para quienes están lejos de su tierra, pero han encontrado en la Comunidad de Sant’Egidio un hogar lejos de casa.
Y justo hoy, bendita casualidad, es el Día del Migrante y Refugiado, un día de fiesta en la Casa Fratelli Tutti. Y no solo por el fin de un curso académico en la Escuela de Lengua y Cultura, sino también por la lección más más importante: la de vivir juntos en la diversidad y construir espacios de paz en un mundo golpeado por la violencia y la división.
Mucho más que una Escuela
Para muchos de estos estudiantes, la Comunidad de Sant’Egidio ha sido un refugio y una oportunidad para rehacer sus vidas. En la Escuela confluyen personas de Ucrania, Sudán, Sudán del Sur, Siria, Afganistán, Libia, o bien de Marruecos, Argelia, Libia, Eritrea, Senegal, Pakistán, Egipto, India países devastados por la guerra y pobreza que compromete el futuro.
Por eso, el fin de curso era mucho más que una fiesta de graduación a la que asistieron los estudiantes, sus familias y otros nuevos europeos. Era también la celebración de la determinación, la resiliencia y un gran sueño de paz.
Esa fue precisamente la invitación que se lanzó desde la Comunidad de Sant’Egidio en Madrid, la de ser “Gente de Paz”, constructores de una ciudad más humana y acogedora sembrando semillas de convivencia, tolerancia, diálogo y respeto, personas sensibles y acogedoras hacia quienes tienen tras sus espaldas tantas historias de dolor.
Palabras de emoción y gratitud
La entrega de certificados fue un momento lleno de emoción que se expresó en palabras de agradecimiento, como las de Malek de Sudán del Sur:
No tengo palabras para explicar lo feliz que me siento y lo importante que es todo lo que me habéis enseñado estos meses». Que Dios siga protegiendo a la Comunidad.
O las de Sami, de Sudán:
Gracias, gracias, gracias. Este trato, generosidad y humanidad no los encontramos ni siquiera en nuestro país. Que Dios proteja a España y a su gente buena. De verdad, gracias.
Son mensajes que expresan cuán importante es la fraternidad, la acogida, la humanidad para quienes han dejado amigos, familia y su tierra en busca ya no de un mejor futuro, sino muchas veces simplemente de «un futuro». Es un sufrimiento y una realidad que desde hace muchos años acompaña la Comunidad de Sant’Egidio en todos los países en los que está presente.
De allí que la responsable de la Escuela de Lengua y Cultura Española, Beatriz León afirmó:
“Vosotros los migrantes sois los nuevos europeos y podéis hacer mucho por construir una ciudad más bonita. Os invitamos a ser vosotros también constructores de un mundo de paz, empezando por Madrid”.
A lo largo de los últimos años, la Escuela de Lengua y Cultura Española de la Comunidad de Sant’Egidio se ha convertido en un espacio de acercamiento, apoyo y amistad con los “nuevos europeos”, facilitando su integración a través del aprendizaje de la lengua y las costumbres de nuestro país. Por eso, el fin de este curso académico, supone también una oportunidad para construir ese futuro que tanto anhelan quienes han dejado todo atrás.