Jóvenes cristianos y musulmanes se encuentran en Sarajevo a 100 años de la Primera Guerra Mundial
Han pasado 100 años desde el estallido de la Primera Guerra Mundial, que empezó con el atentado de Sarajevo de 1914. Un siglo después, desde aquel mismo lugar se eleva una voz de paz para que la guerra deje de ocupar un lugar en la historia. Son los jóvenes, cristianos y musulmanes, los que han decidido comprometerse a favor de la paz y el diálogo. Un compromiso que asumieron ayer durante el encuentro «Living Together is the Future» junto a la Comunidad de SantEgidio, representada por Alberto Quattrucci, que recibió el año pasado la ciudadanía honoraria de Sarajevo (lee la noticia>>), al cardenal Vinko Puljić, arzobispo de Sarajevo y al Rais-ul-ulama Husein Kavazovic.
«Este encuentro de hoy habla de paz –dijo Alberto Quattrucci dirigiéndose a los jóvenes–. No se trata de una lección filosófica sobre el tema de la paz. Queremos hablar de la importancia de la paz para el mundo en el que vivimos. Mi propuesta es que abramos los ojos y el corazón, y descubriremos cerca de nosotros y lejos de nosotros muchas preguntas, una gran necesidad de paz entre la gente. ¡Cuánta necesidad de paz hay en todos los lugares del mundo! Hay países que hace años que viven al guerra –pensemos en países africanos o de Oriente Medio, o pensemos en tiempos más recientes en el drama de Siria– y nosotros nos hemos prácticamente acostumbrado a considerar la guerra como un fenómeno «asociado» a ciertos países… pero no es así, la historia puede cambiar, la historia debe cambiar, porque hay un gran deseo de paz».
La historia debe cambiar, y la religión tiene un papel fundamental en la construcción de la paz. También insistió en ese aspecto el cardenal Puljic: «Sant’Egidio continúa convocándonos y sosteniéndonos. Estos encuentros son muy valiosos. A vosotros, jóvenes, os digo que no basta la formación de la mente, hay que aprender a formar el corazón, y en eso la religión es fundamental. Aunque hablemos lenguas distintas y vengamos de culturas distintas, todos tenemos y podemos aprender a hablar la lengua del bien, aquella lengua que todos saben hablar y que todos entienden. Frente a tanta fuerza del mal en el mundo tenemos que hablar con firmeza la lengua del bien».
El vínculo entre las religiones y la paz es un vínculo que no se puede romper, dijo Alberto Quattrucci: «las religiones hablan de paz y ayudan a los hombres y a las mujeres a construir la paz en cualquier sociedad. Las religiones no son una manera para cerrar los ojos ante la realidad, sino más bien un camino para comprender la realidad más a fondo, profundamente. El hombre y la mujer de religión tienen una mirada más profunda y más inteligente ante la ralidad, porque entienden las preguntas y las necesidades de la humanidad más allá de las apariencias».
De ahí surge una propuesta para los jóvenes: «Ser joven –recordó Quattrucci– significa gastar las energías por el otro y no para uno mismo, es decir, ser constructor de paz. Eso es lo que querríamos proponeros, que seamos juntos, jóvenes musulmanes y jóvenes cristianos, jóvenes de religión, que seamos juntos soñadores y constructores de paz».
Una propuesta que fue acogida con entusiasmo por muchos jóvenes presentes en el encuentro, que decidieron formar un grupo de «jóvenes por la paz» con la Comunidad de Sant’Egidio y colaborar llevando juntos, jóvenes musulmanes y jóvenes cristianos, cuanto antes ayuda a las familias afectadas por las inundaciones del noreste del país.
Sobre la importancia del trabajo común para ayudar a quien pasa dificultades y sobre todo para ayudar a la población afectada por las inundaciones insistió también el Rais-ul-ulama Husein Kavazovic: «Estamos a favor del diálogo abierto y de la colaboración en todo entre musulmanes y cristianos, sobre todo en este momento de dificultad y de sufrimiento provocado por el drama de las inundaciones. Doy las gracias a los hermanos de la Comunidad de Sant’Egidio que hace años que continúan acompañándonos y favoreciendo el contacto entre nosotros y la colaboración entre las religiones en Sarajevo y en Bosnia. Queremos continuar caminando juntos».