La dureza de la vida en la calle: «Uno se siente solo e invisible». [Reportaje de Ecclesia]
Basta con salir a la calle para sentir cuánto han bajado las temperaturas en toda España, un frío y viento que invitan a buscar refugio y calor, especialmente por las noches cuando las temperaturas llegan a bajo cero. Esta caída de los termómetros golpea con especial dureza a quien vive en la calle, personas que duermen todos los días al raso y que estos días están sintiendo la soledad con especial dureza.
El programa ECCLESIA de Cope nos acercó a la realidad de unas 40 mil personas sin hogar en España, de las cuales un tercio están en situación de calle. «Es una experiencia muy dura que no recomiendo a nadie (…) hasta darse una ducha es muy complicado», comenta Carlos García que durante meses vivió en la calle antes de encontrar un trabajo. Hoy recuerda que sentía soledad, la sensación de tocar fondo y de no importarle a nadie. Desde este recuerdo difícil, pide «no mirar para otro lado» cuando alguien se encuentre a una persona sin hogar.
«Por muy duro que te parezca la situación o por muy mal que huela la persona, acércate, pregúntale si necesita algo y si puedes ayúdale, incluso oriéntale donde ir».
La Comunidad de Sant’Egidio lleva tres décadas acompañando a las personas sin hogar en su servicio Amigos de la Calle en Madrid. Estos días ha reforzado la atención llevando mantas, sacos de dormir y ropa de abrigo, junto con la cena caliente, una palabra de aliento y una amistad concreta. Ante las temperaturas tan peligrosas para estar al raso, ha hecho un LLAMADO URGENTE para la donación de mantas, sacos de dormir, tiendas de campaña y ropa de abrigo para entregar en los repartos itinerantes que se realizan por diferentes puntos del centro de Madrid.
Tíscar Espigares responsable de la Comunidad de Sant’Egidio en Madrid recuerda que «hay cosas que están al alcance de todos: una manta, un café, una palabra de consuelo o un abrazo».
Algunas de estas personas se quedan fuera de las ayudas, dispositivos o albergues municipales por múltiples razones, unas veces por desconocimiento y otras por falta de empuje. Por eso «una visita, una manta, un café caliente puede incluso significar salvar una vida». Esa labor de acompañamiento con fidelidad, llamar a estas personas por sus nombres y visitarles allí donde están puede hacer la diferencia, tal y como mostraba el reportaje de 13TV y COPE que acompañó uno de estos recorridos itinerantes en las noches frías de Madrid.
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