Pascua 2023: La resurrección es el nacimiento de un mundo nuevo que empieza hoy
En un tiempo hostil y violento, en el que parece que dominan la muerte y la guerra, la luz de Cristo contenida en el Cirio Pascual, se abrió paso al encenderse una a una las velas de los fieles hasta iluminar por completo la Iglesia Nuestra Señora de las Maravillas. Es un signo que nos recuerda que no hay noche ni oscuridad que no pueda iluminarse con el amor de Dios. A medida que la luz de cada vela se compartía entre los hermanos/as, esa luz se hacía cada vez mayor, una expresión visible de que también la noche del miedo, la soledad o la guerra puede iluminarse.
«Cristo ha resucitado. Verdaderamente ha resucitado» repitió al unísono el pueblo de Sant’Egidio, congregado en la Iglesia Ntra. Señora de las Maravillas, recordando que la muerte, el dolor y el mal no vencen, algo que es también una invitación a ser mujeres y hombres de resurrección. La Eucaristía fue presidida por el vicario episcopal Javier Cuevas y la homilía estuvo a cargo del diácono permanente de la Comunidad de Sant’Egidio Carlos Busto, quien destacó que la Pascua nos invita a levantarnos, a movernos, a caminar hacia una vida nueva en la historia.
«La Pascua es un gran acontecimiento que nos pone en movimiento hacia los demás. Cada uno puede y debe sentir cómo ese terremoto en su interior hace temblar el corazón y nos hace conmovernos ante el amor extraordinario de Jesús por cada uno de nosotros«.
Jesús nos está esperando en Galilea. No ha muerto, ha resucitado. ¿Pero dónde está nuestra Galilea?
Nuestra Galilea, expresó Carlos Busto, «son las periferias, las calles de nuestros barrios, de nuestra ciudad y del mundo. Allí es donde nos espera Jesús y es allí donde nos esperan los pobres, los enfermos, los ancianos, los refugiados, los niños y jóvenes, así como quienes buscan algo nuevo para sus vidas».
Este año, la colecta de Pascua se destinó a apoyar la ayuda humanitaria de la Comunidad de Sant’Egidio en Ucrania y también a Malawi, país africano recientemente asolado por el ciclón Freddy que a su paso ha dejado una estela de cientos de muertos, desaparecidos y desplazados.