Recuerdo de Modesta: De la memoria a la acción para que nadie más muera en la calle
Tina vivía a la intemperie en la Gran Vía de Madrid y cuando murió de un infarto, su única compañía fue la flauta con la que se ganaba unas monedas. Al igual que Modesta Valenti, la anciana sin hogar que dejaron morir en la calle hace 42 años en Roma, las muertes de Tina, Clemente, Pachi, Lina, Antonio, Muriel, Miguel o de Juana hablan de la exclusión, del abandono y de la soledad de quienes viven en la calle.
Los nombres de Ángel, Antonio, Richard, Fernando, Rotislav, José y tantos otros “amigos de la calle” que recordamos este Domingo en el memorial conocido como “Recuerdo de Modesta”, se guardan en el corazón de Dios y en el de la Comunidad de Sant’Egidio para decir que cada vida es valiosa, única e irrepetible.
Con un lleno total en la Iglesia Ntra. Señora de las Maravillas, a medida que se mencionaban los nombres de los fallecidos, se encendía una vela en su memoria, para que de la indignación por estas muertes se fortalezca el compromiso por más acogida, solidaridad, cercanía y amistad con los más vulnerables.
Así lo recordó en su homilía el vicario de Pastoral de la Archidiócesis de Madrid, José Luis Segovia, quien presidió la liturgia:
“Recordar a quienes mueren en la calle, en el anonimato y la dificultad es un acto profundo de reconocimiento, de dignidad y una celebración profundamente humana, a la vez que divina”.
El vicario Pastoral también lamentó que, en una ciudad como Madrid, motor económico del país, todavía existan personas que vivan en la calle e incluso haya ciudades ocultas de excluidos en el propio Aeropuerto de Barajas. “Dar respuestas básicas y dignas a estas personas no es tema de política de izquierdas o de derechas, sino una cuestión de humanidad y un mandato de Dios”, subrayó.
“Cómo tratamos a los pobres determina el nivel moral de una sociedad y nuestra cercanía o lejanía con los pobres también es el mayor indicador de la veracidad de nuestra fe (…) El Señor nos indica a los pobres como señal inequívoca de Dios”.
El Recuerdo de Modesta y de las personas que han muerto por la dureza de la vida en la calle es una conmovedora ceremonia que se realiza en Madrid, Barcelona, Roma y muchas ciudades europeas desde hace más de cuatro décadas para que como sociedad nos planteemos una pregunta: ¿hacemos lo suficiente para que nadie más tenga que morir en la calle?
Para pasar de la indignación a una acción concreta, la Comunidad de Sant’Egidio en Madrid y en muchas ciudades del mundo ofrece cotidianamente alimento, acompañamiento, orientación, amistad y cariño a nuestros “amigos de la calle”, que encontramos cada semana en los recorridos por el centro de Madrid.
Después de una entrañable Eucaristía en la que nuestros amigos de la calle recordaron y lloraron a sus compañeros fallecidos, compartimos una comida fraterna en el Comedor Fratelli Tutti. En esta velada no faltaron risas, abrazos, palabras de agradecimiento y emoción de aquellos que cotidianamente solo reciben indiferencia y puertas cerradas. Estos momentos de amistad y compartir con nuestros amigos, nos reafirma en que la relación con los más pobres puede y debe ser cercana, personal y fraterna.
Revivimos la preciosa Eucaristía y el encuentro posterior en esta galería de imágenes (Click sobre la imagen para ver la galería completa):