Recuerdo de Modesta y de quienes mueren en la calle, víctimas del abandono y la indiferencia
Un día como hoy, en el invierno de 1983, Modesta Valenti murió en plena calle, después de que una ambulancia se negara a trasladarla al hospital porque estaba sucia. Durante horas agonizó en los alrededores de la Estación de Termini en Roma, sin recibir ayuda. Bien podría decirse que Modesta murió de indiferencia, algo que aún hoy sigue cobrando las vidas de miles de personas.
La muerte de Modesta Valenti marcó profundamente el compromiso de la Comunidad de Sant’Egidio con las personas sin hogar, convirtiendo esta herida en trabajo cotidiano de auxilio, compañía, alimento y amistad con quien malvive en las calles de nuestras ciudades.
La historia de Modesta habla de la soledad, el abandono y la violencia que padecen muchas personas sin hogar que demasiadas veces mueren en el anonimato y la soledad. Por eso, desde hace más de cuatro décadas, el memorial por su trágica muerte y la de tantos otros «amigos de la calle» nos recuerda que la indiferencia también mata.
Al cumplirse 42 años de su fallecimiento, recordaremos a Modesta y a las personas que han fallecido en Madrid por la dureza de la vida en la calle. En la Eucaristía, presidida por el vicario episcopal de Pastoral, José Luis Segovia, el próximo Domingo 9 de febrero a las 12:00 en la Iglesia Ntra. Señora de las Maravillas, recordaremos con nombre propio que toda vida tiene valor y que todos podemos ayudar a que ninguna persona tenga que morir en abandono y soledad.