Tíscar Espigares: “Hay cinco mil razones para abrir corredores humanitarios en España”
Casi cinco mil personas han llegado a Europa a través de los corredores humanitarios que desde 2015 impulsa la Comunidad de Sant’Egidio en Italia, Francia, Bélgica y Andorra. Por tanto, hay miles de razones para implementarlos en España, una por cada vida que podría salvarse y por cada persona que podría tener un futuro, afirma la responsable de la Comunidad de Sant’Egidio Tíscar Espigares en una entrevista con el programa Ecclesia de Trece TV.
La conmoción por la muerte de varias decenas de migrantes africanos que intentaban saltar la valla de Melilla desde Marruecos reaviva el debate sobre la acogida, la integración y el respeto a la dignidad de tantas personas que huyen de la guerra, del hambre y de la degradación ambiental.
En este sentido, Espigares reveló que la Comunidad de Sant’Egidio en España lleva varios años pidiendo a los gobiernos de diferente signo político la apertura de corredores humanitarios para acoger refugiados a coste cero para el Estado español, ya que la sociedad civil se encargaría de la acogida y la integración de estos nuevos europeos. “La única respuesta ha sido la no respuesta”, reconoce Espigares, al referirse a la implementación de esta iniciativa en nuestro país.
“No encuentro ningún motivo para no abrir los corredores humanitarios en España, pero sí encuentro cinco mil razones para hacerlo, que son las cinco mil personas que ya están en Europa perfectamente integradas”.
Respecto a la tragedia de Melilla, sobre la cual la Comunidad de Sant’Egidio emitió un comunicado instando a una mirada más humana de la migración, Espigares aseguró que es consecuencia de un mundo que se blinda en su bienestar y quiere permanecer ajeno e indiferente al sufrimiento del sur del mundo.
La mayoría de las personas que intentaban cruzar a España a través de la valla de Melilla, explica Espigares, procedían de Sudán, un país asolado por un conflicto por lo que están amparados por derecho internacional para pedir asilo político.
El problema es que antes de poder pedir el asilo tienen que sortear tal carrera de obstáculos que en la práctica se ven bloqueados para ejercer este derecho. “Se ven obligados a saltar una valla a la desesperada para obtener algo a lo que tienen derecho. Es verdaderamente una tragedia, es indignante”, opina Espigares.
“Un país en guerra es una casa en llamas en la que no se puede vivir”
Hay que acoger, proteger e integrar a las personas migrantes, como dice el Papa Francisco, pero también hay que garantizar el derecho a no migrar, a tener un futuro en sus países. Para que la guerra, la violencia, la pobreza, el hambre o la degradación del medioambiente no expulsen a tantas personas de sus países, falta más cooperación.
“Ahora que tanto se habla de duplicar el gasto en defensa y armamento, ¿por qué no mejor duplicar el gasto en cooperación?”
“La cooperación es la medida de la extroversión de un país”
Tanto los refugiados ucranianos que escapan de la guerra, como los migrantes africanos que intentan llegar a Europa, concluye Espigares son «seres humanos y hermanos de la misma familia humana. Podemos hacer mucho más por ellos de lo que estamos haciendo”, concluye.
En el programa también participó el diácono permanente de Melilla, Fernando Moreno, que colabora con la Asociación Geum Dodou, quien afirmó que las personas migrantes «vienen a enriquecernos y compartir su vida en nuestro país y encuentran un rechazo frontal, cuando no la muerte o la devolución en caliente».
Por su parte, Sara de la Torre, redactora jefe de la ‘Revista ECCLESIA hizo una valoración de las reivindicaciones de los obispos españoles, publicadas en la nota ‘No más muertes en la frontera’.
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